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Escritura

  al margen

 

Johana Montenegro

Poemas

La tabla

 

Soy una tabla ancha, me sostengo con cuatro patas y casi todos los domingos salgo a un patio donde un gran árbol me da su sombra, no sólo a mí sino también a mi ama. Una joven mujer blanca que coloca sobre mí, cuadernos, libros, lapiceros, lápices, resaltadores, lo que ella desee o necesite.

 

La he visto reír, bostezar somnolienta, cuando lee los libros que abre en lo que soy. A veces me utiliza para colocar sus pies mientras está sentada leyendo, no sé si molestarme o reírme, en otras, se recuesta en mí sosteniendo con sus manos un libro ya abierto, y sus ojos negros se posan en las letras de significados; en esa posición ella se queda dormida como si estuviera abrazándome.

 

  

Cuando son las cuatro de la tarde deja sobre mí una taza de café con un platico debajo, para no dañarme; y dentro del café recién hecho unas cuantas galletas. Mientras espera un poquito que se enfríe, nuevamente lee los diferentes libros: se cansa de uno, lee ese otro, así sucesivamente los va turnando. Cuando deja la taza de café en la cocina vuelve con una cinta transparente y pega en un lado de mi tabla lisa un listado nuevo de quehaceres a realizar obligadamente durante la semana, porque es muy olvidadiza. Siendo aproximadamente las 6:00 P.M. regreso a su habitación, donde me deja lista  para consultar todos los días el listado y hacer trabajos en mí.   

 

Intentos de espera

 

No sé por qué este día se ha muerto.

Pero está con vida mi tinta firme

que en cuanta cosa ve está escribiendo

mi poema en sombras de fragmentos.

Lamentos en azul donde caen palabras

de tierra sagrada que no responde, no escucha.

Y que fueron enviados por canales de fibras

que desaparecen. Sigo pensando igual.

 

Esperando intentos fallecidos entre espacios negros

reímos en llantos de silencio,  jugamos en sueños.

 

Esperamos que otorguen felicidad a la vida

Vemos la respuesta que insiste en pensamientos constantes.

 

 

Una fantasía

 

Doy comienzo a una fantasía.

 

Una fantasma sale sola y llega dichosa.

En puntos de plata, lo hecho,

está en contacto con su alma profunda.

 

Escuchó palabras llenas de luz,

de su pecho amado que siempre ha de cobijarla.

 

Su mirada honda

disminuyó el frío de su tranquilidad blanca.

 

Mas su origen de belleza es la realidad

que contiene en su corazón.

 

Existe tanta belleza que no deja pensar el pensamiento.

En esta tierra embriagante hay una verdad: criatura de mezcla terrenal y divinidad.

 

Se eriza sintiendo abrazos,

el recorrer de las manos regiones del habla

contacto de felicidad que lleva a lo sublime de la condición humana.

 

Una placentera vivencia otorgada por su mente cristiana,

deseando convertirse en hechos de un yo y de un tú.

 

 

     Observación del pensamiento

 

Se entresaca de la observación

la libertad de formas de pensar

y le han obligado a gesticular

las palabras que indican decisión.

 

Que no están hechas sólo de palabras,

mostrándose ideas de miradas,

pero aparece la fantasía actual,

discreto, con todo el mundo pasa igual.

 

Que todos tenemos un pensamiento,

pero no saber calcular cabezas.

Suben por las escaleras del viento,

 

pero una cosa me causa estar contenta.

Qué despertará este ensordecimiento,

las voces que actúan en este momento.

 

 

         

 

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