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Escritura

  al margen

 

Motivos

Con la misma terquedad de un padre al elegir nombre para sus hijos, no nos han importado las bromas posteriores, cuando decidimos llamar este blog, “Los Informales”.  Por  falta de plata para autopublicarnos en las rigurosas editoriales locales, el propósito de este sitio es promover nuestros textos, los de amigos del pueblo y, de vez en cuando —si se puede—, pedir regalados textos de escritores reconocidos.

 

Nos resulta chocante la convicción que los escritores colombianos heredaron de los políticos —o al revés, da igual— de ser criaturas intocables, respetables y solemnes, por eso, en este blog no tendremos en cuenta nada de eso, no intentaremos que alguien sea recordado. Cualquier colombiano sensato sabe que escritores y políticos han servido para lo mismo en la historia nacional: volverse  monumentos que  sobrevivan en los libros de consulta.  De la forma en que  Luciano en sus Relatos Verídicos  hizo efectivo el derecho natural a la mentira, nosotros ejerceremos nuestro derecho a fingir ser escritores, que escriben bien y   pueden arrojar botellas si somos ofendidos. 

Hemos planificado que las publicaciones sean bimensuales, pero no garantizamos nada. Tenemos claro que la benevolencia del lector es extraña: gobernado por el gusto, —ese raro capricho que aprende a justificar con argumentos y palabras rebuscadas—, defenderá apasionadamente lo que considera bueno,  pero las cosas que no satisfagan sus pretensiones, serán  arrojadas a la hoguera de la difamación. Como el blog lo planificamos Edgar y yo, publicaremos lo que nos guste, reconociendo descaradamente que no nos enfada si alguien encuentra placer al leer lo que publiquemos.

 

Creemos en religión pagana del fútbol, cuando hablemos del tema, será con respeto. Si a usted no le gusta la liga colombiana o cualquier otra, no es nuestro problema: para nosotros Garrincha, Beckenbauer, Zidane, Laudrup, Cruyff,  Maradona, Platiní, Van Basten, Puskás o el Tino, son tan importantes como cualquier gran autor de literatura.  En este blog  evitaremos el lenguaje dulzón, los halagos amariconados y los sentimentalismos,  pues la literatura que nos gusta es así como el fútbol: un deporte de contacto y agilidad, que tiene la obligación de divertir al espectador, engañándolo de vez en cuando.  No se preocupen por las malas palabras, no nos asustan. Dicho lo anterior: agradecemos si se ha tomado el trabajo de leer esto. 

Créditos

Portada: El país más feliz del mundo, Edgar Cuero Córdoba.

Motivos: Julián Alejandro.

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