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Escritura

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Nuevos​

Betinna es mi dolor de cabeza

Edgar Cuero C  Diciembre 2013

 

No soy célibe. Estoy casado con Betinna. Soy su esposo. Soy su cerebro. Ella cree que soy un objeto; cuando le duele la cabeza manifiesta: “Me duele la cabeza, es como si tuviera un cencerro en mi cerebro”. “Mi cerebro”, dice, cuando la migraña ataca (le pertenezco). Eso sí, nada de palabras cariñosas, ni un pequeño reconocimiento para su órgano vital. Nada. Sólo: “¡Mi cerebro me tiene loca!” “¡El maldito cerebro no me deja en paz!” “¡Este cerebro no me sirve para nada!”. Yo, un cencerro. Un objeto. Un esposo molestoso, un estorbo; en esto culmina un matrimonio con el paso de los años para las dos partes, para ambos géneros. A veces, parloteo con otros cerebros, no alcanzan a comprender las historias y problemas que ustedes (dueños), se pierden. Otros cerebros son  esposas, les puedo asegurar que es igual de problemático el asunto...

Medio tiempo bajo la lluvia

​Edgar Cuero Cordoba, abril 2014

Alguna vez ha querido saber usted ¿cómo se rompen los vínculos laborales entre pillos?, en este cuento corto, tendrá la posibilidad de acudir a la ruptura de una sociedad laboral honesta: "salí tranquilo, no vi sangre en su camisa, ¿Llamar ladrón a un ladrón?, podía haberme llamado colega. Pero ladrón, ¡no! Nuestro trabajo es fino: robar en los bancos, sin un alfiler en las manos, sin asaltar, ni los típicos gritos: “¡tírense al suelo!” Nuestro trabajo es sutil, de clase".

Variaciones
Julián Hernández C. diciembre 2013

 

A

rgumento: desde hace un par de meses tengo una pequeña obsesión, capaz de impedirme el sueño. Los motivos son vagos, no podría detallar con precisión el origen, me resulta ridículo —pierdo el sueño con frecuencia desde los cinco años, no doy importancia a las cosas que pienso en la madrugada, las mismas tonterías que pienso en el día (pero algo lentas)—. Ha sido diferente desde hace poco. He recordado una serie de hombres que me roban el sueño y encuentro similitudes de ellos en mí, y esa sospecha me desasosiega.  

Un hombre feliz

Julián Hernández C  agosto 2014

 

..."No tiene sentido decir que un hombre es infeliz, todos lo somos, algunos de forma hipócrita. Se puede experimentar la mayor infelicidad si se desatara el cordón del zapato izquierdo, poco antes de subir al bus. Por los ridículos motivos que provocan a algunos a suicidarse, descubrimos que para la infelicidad, falta poca cosa, —una excepción: supe de un hombre que dejó una nota suicida: “estoy tranquilo, prefiero que sea ahora. Chao a todos”—... 

La maleta de la viuda

Edgar Cuero  agosto 2014

 

..."Al pie de la ventana la luz es más fuerte, la muestra en toda su plenitud, sus senos macizos tiemblan a medida que solloza y se pinta las uñas. Pone en orden su cabeza: piensa, recuerda. Los ve discutir por el dinero; ellos más que nadie, saben que la sociedad se está resquebrajando, hay fisuras, recelos, desconfianza. Celos de Agustín hacia Mario"... 

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